[Derechos Reservados ©, 2010] - El progreso científico y tecnológico de nuestros días no puede verificarse sin creación artística y literaria, a partir de la ampliación de la industria cultural para el consumo masivo y los avances de la era de la tecnología digital. El desarrollo de las empresas del entretenimiento así como de la informática, es el condicionante principal del papel que desempeñan hoy en la sociedad las obras objeto del derecho de autor.
La estructura jurídica de la sociedad moderna tiende a conseguir que esta materia se formule en una relación de alianza, concordada para que todas las partes en ella presentes se beneficien, proporcionalmente al esfuerzo y los recursos invertidos, en un rubro que comprende a todas las creaciones o manifestaciones del espíritu, materializadas en una forma accesible a la percepción humana, incluidas aquellas que las nuevas tecnologías puedan introducir en el área jurídica de protección intelectual.
Para comprender el alcance de esa situación, piénsese que cuando se habla de explotación de obras y de derechos de autores y productores culturales, la referencia es en extremo amplia: se trata de los derechos e ingresos sobre libros, publicaciones periódicas, revistas, carteles, anuncios publicitarios, información periodística, canciones y otras composiciones musicales, obras de las artes plásticas en todos sus géneros, dibujos y diseños industriales, arquitectura y artes aplicadas, diseño de modas, películas cinematográficas, videos, fonogramas, radiodifusión de grabaciones audiovisuales, transmisión vía satélite y por cable, programas de computación y bases de datos, etc.
Con el incremento sin igual que han experimentado las industrias culturales, el contenido económico del derecho de autor, asociado a los productos de aquéllas, ha devenido una magnitud macroeconómica con significado propio en las balanzas de pago de los diversos países. Entre las industrias que forman el conglomerado cultural se incluyen, de manera no exhaustiva, la editorial musical, fonográfica, cinematográfica, productores de obras audiovisuales y radiofónicas, publicitarias, de diseño, software, publicaciones periódicas y radiodifusión; como se ve, todas de la mayor importancia económica. Las estimaciones financieras varían según los países, dentro del indicador de base –Producto Bruto Nacional (PBN) o Producto Interno Bruto (PIB)– tomado como referencia y de la consideración, parcial o global, de las industrias primarias involucradas.
En estos datos se constatan dos importantes hechos que repercuten en la vida económica de un país y que dan viabilidad a la gestión que destacamos; a saber: la importancia de una estructuración adecuada, organizada y eficaz de la administración colectiva de derechos de autor y derechos conexos; y la obtención por parte de las empresas promotoras y productoras de bienes de comunicación social y cultural de la mayor parte de los ingresos que se reflejan en los porcentajes expresados, dentro de los cuales los ingresos de los autores, y de sus representantes, llevan la proporción menor. [Para más información dirigirse a la autora en autoresdelmundo@gmail.com]
Con el incremento sin igual que han experimentado las industrias culturales, el contenido económico del derecho de autor, asociado a los productos de aquéllas, ha devenido una magnitud macroeconómica con significado propio en las balanzas de pago de los diversos países. Entre las industrias que forman el conglomerado cultural se incluyen, de manera no exhaustiva, la editorial musical, fonográfica, cinematográfica, productores de obras audiovisuales y radiofónicas, publicitarias, de diseño, software, publicaciones periódicas y radiodifusión; como se ve, todas de la mayor importancia económica. Las estimaciones financieras varían según los países, dentro del indicador de base –Producto Bruto Nacional (PBN) o Producto Interno Bruto (PIB)– tomado como referencia y de la consideración, parcial o global, de las industrias primarias involucradas.
En estos datos se constatan dos importantes hechos que repercuten en la vida económica de un país y que dan viabilidad a la gestión que destacamos; a saber: la importancia de una estructuración adecuada, organizada y eficaz de la administración colectiva de derechos de autor y derechos conexos; y la obtención por parte de las empresas promotoras y productoras de bienes de comunicación social y cultural de la mayor parte de los ingresos que se reflejan en los porcentajes expresados, dentro de los cuales los ingresos de los autores, y de sus representantes, llevan la proporción menor. [Para más información dirigirse a la autora en autoresdelmundo@gmail.com]